Se sentía orgullosa de aquella casa. Su casa,
no era gran cosa eso era cierto, pero era suya y eso le gustaba. Un cigarro olvidado se iba consumiendo
en el cenicero casi tan deprisa como su vida. Fijó la mirada en la mesa, le dolía ver intacta la cena que
tanto le había costado cocinar, ya estaba fría. Era cierto que la lubina se le
había quemado un poco y quizás tenia demasiada sal, pero para ella, haberlo
conseguido, era todo un logro. Las velas que esa misma tarde le habían parecido
el toque perfecto de romanticismo, ahora se le antojaban patéticas.
Las luces de los coches de la calle entraban a través de las rendijas de las persianas y dibujaban motitas luz en las paredes que se movían a través de ellas como pequeñas bailarinas, y ella, las seguía con la mirada hasta que estas desaparecían de nuevo. En un rincón yacía vacía la botella de vino, no solía beber, de hecho hacía mucho tiempo que no se terminaba ella sola una botella de vino. Además ni siquiera le gustaba, pero en ese momento era el único modo de ahogar la desilusión.
Una vez más, la habían vuelto a dejar plantada y no entendía la razón. Se dirigió hacia el baño, despojándose de ese maldito vestido que había comprado para la ocasión y entró en la bañera. El alcohol del vino había empezado a hacer efecto y se sentía, mareada y exhausta.
Las luces de los coches de la calle entraban a través de las rendijas de las persianas y dibujaban motitas luz en las paredes que se movían a través de ellas como pequeñas bailarinas, y ella, las seguía con la mirada hasta que estas desaparecían de nuevo. En un rincón yacía vacía la botella de vino, no solía beber, de hecho hacía mucho tiempo que no se terminaba ella sola una botella de vino. Además ni siquiera le gustaba, pero en ese momento era el único modo de ahogar la desilusión.
Una vez más, la habían vuelto a dejar plantada y no entendía la razón. Se dirigió hacia el baño, despojándose de ese maldito vestido que había comprado para la ocasión y entró en la bañera. El alcohol del vino había empezado a hacer efecto y se sentía, mareada y exhausta.
De repente, se encontraba caminando por aquel
sendero que había recorrido miles de veces, su misterioso acompañante se
escondía bajo una capucha, que junto a la oscuridad de la noche apenas dejaba
adivinar sus facciones. Parecía un hombre joven y fuerte. Su acompañante le
sonrió y la luz de la luna se reflejó en sus blancos dientes dándole un aspecto
un tanto inquietante. Un fuerte ruido a su espalda la sobresaltó, se giró
asustada pero la oscuridad de la noche no le permitía ver un metro más allá de
donde ella estaba. Al volverse al frente su acompañante había desaparecido.
Asustada empezó a correr hacia ninguna parte, aquel ya no era el camino que
ella conocía. Gritó con todas sus fuerzas pero el eco de su voz se perdió en la
oscuridad de la noche.
Empezó a correr, sus pies parecían saber a dónde
guiarla, y finalmente llegó a una casita de madera, las luces estaban encendidas
pero no parecía haber nadie dentro. Al golpear la puerta con los nudillos esta
cedió y se abrió. Sin pensarlo demasiado se adentró en la casa, una casa
bastante decepcionante, la mesa estaba puesta y la cena seguía intacta, se
sentía hambrienta pero al acercarse a la mesa vio un plato de lubina chamuscada
y nada apetecible, que hubiera rechazado en cualquier lugar por muy hambrienta
que estuviera. Un par de ridículas velas, intentaban inútilmente hacer parecer
aquel ambiente, agradable y romántico. En un rincón, yacía una botella de vino
vacía y junto a ella una copa rota con marcas de carmín. Sintió repugnancia por ese
tipo de mujer, aquellas mujeres borrachas que ahogaban sus penas con el alcohol no merecían la piedad de nadie.
Al fondo del pasillo había una luz encendida,
se dirigió allí y entro a lo que parecía un baño, dentro de la bañera estaba,
esa mujer que ya odiaba sin ni siquiera conocer, se acercó a la bañera, y quedó petrificada, se vio a si misma allí semi-sumergida en el agua, y entonces se dio cuenta
que se encontraba en su propia casa, que aquella cena y aquella mesa era la que ella
había preparado con tanta ilusión esa misma noche y de la que se había sentido
tan orgullosa. De repente notó que le faltaba el aire, se empezó a marear y
todo a su alrededor desapareció de nuevo.
Despertó en la bañera confusa por todo lo
ocurrido, se dio cuenta que vista desde fuera ni ella ni su vida eran tan perfectas y envidiables como ella pensaba, y comprendió que no
es justo juzgar a nadie sin conocer su historia.
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Hola. Como prometí me he dado una vuelta por tu blog. He leido este primer relato. Prometo continuar leyendo el resto. Me parece muy bueno, pero sobre simbólico. Me ha hecho pensar mucho incluso en quienes somos, en ese carácter egocentrista que todos tenemos y que tratamos de controlar. Me alegro de haberte leído. Continuaré haciéndolo. Un saludo.
ResponderEliminarMuchisimas gracias Jose Manuel, me alegra mucho que te guste, gracias por tus bonitas palabras, yo también seguiré visitando tu blog! ;)
EliminarUn saludo!!
Muy buen relato, sí señora. La manera en que haces reflexionar sobre cómo nos vemos a nosotros mismos, y cómo nos veríamos si pudiéramos vernos objetivamente, desde un afuera literal o simbólica, está trazada de manera muy imaginativa. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Muchisimas gracias por tus palabras y tu comentario Alfredo! Me alegra que te haya gustado. Me encanta escribir y si recibo comentarios como estos hace que tenga ilusión por seguir escribiendo y lo haga con mas ganas si cabe! :)
EliminarSaludos!
Una obra muy interesante e inteligente, que muestra la visión de la protagonista, desdoblándose de una forma surrealista (por acción de unas copas demás) alcanzando una profundidad analítica, que la lleva a comprender que, una cosa es el “Cómo se siente” y otra el “Cómo se ve” (Aunque se trate de la misma persona) en el prejuicio de quienes solo miran desde afuera sin saber cómo se siente desde adentro.
ResponderEliminarPienso que cada vez escribes mejor (Es lo más bonito que te he leído)
¡Saludos!
Muchísimas gracias Juan Carlos! Que bueno verte de nuevo por aquí :). Estamos en una sociedad que etiqueta y juzga a los demás libremente y a veces injustamente, por eso pensé en escribir esta historia. Me alegro mucho que te haya gustado, espero seguir mejorando con cada entrada y con cada texto!
EliminarSaludos!
Muy bueno,Neus no dejas de serprenderme jiji siempre a estado en mi vida que me juzgen antes de conocerme así que si yo doy oportunidades cono me uniese gustado ami en su momento gracias a la espera del siguiente
ResponderEliminarY que que quede claro que tu y unas chicas maravillosas fuisteis las que vieron lo bueno en mi
ResponderEliminarMuchísimas gracias Monica!!! Me acuerdo muy bien de cuando llegaste al instituto, mi primera impresión fue que detrás de esa chica tan tímida había un gran corazón, y claro está que no me equivoqué!! Yo también estoy un poco cansada de que me juzguen sin conocerme, pero el mundo es así...
EliminarBesos!!
Encantada de conocer tus relatos, es muy bueno, la perspectiva de lo que uno hace, como se ve y como se siente. Enhorabuena soy Lilibelula, te sigo.
ResponderEliminarMuchas gracias Salma! Muchas veces me lo he planteado, el que pensaríamos de nosotros mismos si nos pudiéramos ver desde fuera!
EliminarNos leemos!
Saludos
Neus
Muy cinematográfico y sugerente. Eso es algo que deberíamos hacer más a menudo: salir de nuestro cuerpo y echarnos un vistazo desde fuera. Seguro que al volver nos dábamos a nosotros mismos más de una colleja.
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