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Mostrando entradas de junio, 2016

La casita del lago

Una pequeña casita en un hermoso valle, era todo lo que Ismael a sus 8 años conocía del mundo. El y  su madre eran los únicos habitantes de aquel bello y maldito lugar. Retenidos a la fuerza por un ser sin nombre, pasaban los largos días allí sin más compañía que el susurro de las hojas de los árboles y el chapoteo de la lluvia en el lago, un lago que a ojos de Ismael era grande y profundo, y con unas aguas tan cristalinas que podían contarse las piedras del fondo sin ninguna dificultad. Cada mañana, al alba, cuando el sol despuntaba, las sombras de los árboles se alargaban de una forma asombrosamente bella, y el cielo se teñía de unos hermosos tonos naranjas, a Ismael le gustaba salir a correr alrededor del lago y sentarse en la orilla con los pies chapoteando en el agua para ver, como el sol lograba saltar el gran muro que marcaba el fin del mundo, de su mundo. Él allí era feliz. No conocía la maldad, ni la tristeza, ni la avaricia, ni guerras, y por supuesto, ni siquiera había oído

Coleccionistas de papeles

Era vieja y estaba cansada. No tenía amigos en aquella ciudad frenetica y hostil, su día a día se  limitaba a sentarse a observar el mundo. Le gustaba ocultarse entre la penumbra del viejo callejón y ver el ir y venir de la ciudad, personas agobiadas y atareadas que siempre parecían tener prisa. Los observaba como cual robots corrían de un lugar a otro como si la mismísima muerte les pisara los talones. Una pequeña niña de grandes ojos y largas trenzas al salir de la escuela siempre se detenía unos instantes para verla y le ofrecía un tímido saludo con la mano, y a modo de respuesta, la anciana, le regalaba lo único que por suerte la pobreza no había logrado arrebatarle, una triste sonrisa. Le gustaba pasear por el centro de la ciudad y observar los viejos edificios señoriales que parecían más viejos incluso, que la propia ciudad, algunos estaban tan viejos y heridos parecía casi imposible que aún tuvieran fuerzas para sostenerse en pie, igual que ella una vieja y herida dama s