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Mostrando entradas de 2018

Mi lugar en el mundo

Los primeros días fueron aterradores, cuando entre abrí los ojos por primera vez, todo estaba oscuro y el espacio a mi alrededor era tan pequeño, que apenas me podía mover. Desde lo más interno de mi ser, deseaba escapar de ese húmedo lugar. No recordaba quien era, ni como había llegado hasta allí, pero una fuerza desconocida me empujaba a no rendirme. Perdí totalmente la noción del tiempo, pasaron días, semanas o quizás meses hasta que conseguí sobrepasar la última barrera que me aislaba del mundo exterior. Cuando por fin rompí ese último obstáculo una fuerte luz me cegó. Poco a poco, mis pequeños ojos se fueron acostumbrando a la claridad y pude ver que a mí alrededor se extendía una gran llanura verde, el aire era tan puro en ese bello lugar, que respirar se convertía un placer indescriptible. Por más que lo intenté, no conseguí moverme de allí, me encontraba atada a ese lugar , pero no me importó, me resigne a mi destino y empecé a disfrutar de la suave caricia de los rayos d

Abril

Las cortinas se movían inquietas aquella mañana de domingo, parecía que abril, había empezado con fuerza. El sol brillaba en lo alto del cielo, y una brisa moderada lo acompañaba de la mano, convirtiéndose en una combinación perfecta que invitaba a salir a la calle para disfrutar de su suave caricia en la piel. Pese a todo, ella seguía en el interior de su casa junto a la ventana, reposando en aquella suerte de sillón que a fuerza de usarlo, se había acostumbrado a las formas de su cuerpo.  Ella, siempre tenía los pies fríos y encogida bajo una manta, sus ojos cerrados se movían al son de sus sueños. Sobre su regazo, descansaba aquel intenso libro que hacía apenas unos días había empezado a leer y del que le ya era imposible separarse durante los pocos ratos libres, que la vida adulta le regalaba. Siempre había imaginado a los personajes de los libros, esperando pacientes entre sus páginas a que alguien les diera la oportunidad de tomar forma en su mente y escucharles contar su

Mujeres en MAYUSCULAS

MALENA  por fin había llegado a casa, unos tacones abandonados en la entrada dejaban constancia de que por fin se había terminado el día, irónicamente al llegar a esa casa vacía tras el trabajo empezaba una nueva jornada para Malena y miles de mujeres de este país y del mundo entero. La ropa sucia se acumulaba en el cesto sin descanso, los platos de la comida que apenas tuvo tiempo de recoger seguían ahí, como burlándose de ella, insinuando que seguirían allí hasta que ella se acercara a acariciarlos con sus suaves manos para quitarles la suciedad que los cubría y tras un concienzudo baño los guardara, para instantes después, volverlos a sacar y ensuciarlos de nuevo. Una suerte de robot aspirador automático se encargaba de mantener la casa más o menos barrida y le aligeraba medianamente sus tareas. En el balcón, la ropa que dejó tenida danzaba al son del viento esperándola también.   Malena, era una mujer feliz, siempre había pensado que la mejor decisión fue quedarse soltera. Dura