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Mostrando entradas de marzo, 2016

La última cena

Sentada en el alfeizar de la ventana con la frente pegada al cristal esperaba, su mirada se perdía entre el ir y venir de los transeúntes, decenas de personas que seguían con sus quehaceres diarios ajenas a esa mirada triste que les observaba desde la soledad de su hogar, una lagrima que empezó a descender por su mejilla brotaba de su ojo derecho. Acercó su mano para secarla, y la observó con detenimiento. Hasta ese momento no había reparado en como el paso del tiempo había ido marcando sus surcos en ellas, pensó en todo lo que habían hecho esas manos y lo poco que les quedaba por hacer, se imaginó a si misma atrapada entre ese laberinto de pliegues que formaban sus arrugas. Al fin y al cabo es así como ella se sentía, atrapada entre las paredes de una casa que era, casi tan vieja como ella. Hacía mucho tiempo que la soledad era su única compañía, una presencia tenebrosa que en ocasiones le oprimía el pecho hasta dejarla casi sin respiración, poco a poco esa presencia se había i

¡Que empiece el espectáculo!

Entre la penumbra, unos ojitos curiosos se asoman a través de las gruesas cortinas, observando el ir y venir del público, buscando entre la gente alguna cara conocida y sonriendo con satisfacción al verles tomar asiento. Tras ellos el resto de compañeros reunidos en un círculo, algunos  a medio cambiar y todos, con un brazo extendido hacia el centro; corazones nerviosos latiendo al unísono con fuerza e ilusión, últimas indicaciones del director y un solo grito como respuesta: “¡MUCHA MIERDA!” después un silencio absoluto y… ¡EMPIEZA EL ESPECTACULO! Desde detrás de las cortinas, todo es mucho más intenso. El eco de las voces de los compañeros que  hay en escena resuenan entre las paredes, del pobre auditorio que tenemos. Últimos repasos al texto y ya casi es el momento de salir a escena, un segundo antes, sientes el corazón resonar dentro del pecho con más fuerza que nunca, y ese cosquilleo en el estómago, mariposas traviesas revolotean en él, como si estuvieras enamorada, y

Cada segundo cuenta.

Al abrir el cajón de la mesilla allí estaba. Era el último recuerdo que le quedaba de su abuelo, su esfera rota y sus varillas inmóviles, indicaban que su ultimo tic… lo entonó un lunes, a las 10.00. Cogió el reloj y lo sospesó, pesaba más de lo que imaginaba y lo acercó a su corazón, con la esperanza de que sus latidos, le dieran la fuerza suficiente para entonar el siguiente tac…

Ver de nuevo el mundo con los ojos de un niño

Una de las cosas mas bellas de la infancia es que no hay que comprender algo para sentirlo. Los niños son maravillosos, es admirable su capacidad de auto aceptación y de aceptación a los demás, no existen complejos ni estereotipos, se aceptan entre ellos sin importar genero, raza o religión. Resulta triste como con la edad perdemos esta facilidad para crear amigos y confiar que solamente poseen los niños, la capacidad que tienen para perdonar y para habituarse a las perdidas de seres queridos y a los cambios. Con el paso de los años, perdemos esa coraza que tenemos de niños, nos dejamos influenciar por las experiencias de la vida que poco a poco como si de una hoja en blanco se tratara van rayando nuestra alma, un alma que jamás recuperará esa inocencia y fortaleza que tuvimos en la infancia. Pero... ¿Qué nos vuelve tan avariciosos?, ¿Que hace que perdamos la capacidad de auto aceptación y de aceptación de los demás? No hay ninguna duda, la sociedad y los estereotip