El cielo gris casi negro anuncia que se avecina tormenta, otra más del frio invierno . Destellos de luz que iluminan las solitarias calles acompañados de fuertes truenos, dejan paso a incesantes gotas de lluvia que no parecen quererse marchar. Una familia cualquiera, en el calor de su hogar, ahoga las largas horas de las tardes de invierno de un domingo cualquiera, mirando viejas fotografías guardadas en una caja de zapatos y recordando aquellos felices momentos. Fotos en blanco y negro, con los bordes desgastados de tanto mirarlas, y algunas ya casi sin color. Cada imagen arranca una carcajada general al darnos cuenta de cómo hemos cambiado y que rápido pasan los años. Bodas, bautizos, comidas con amigos, fiestas, navidades… y es que antes, cuando solo disponíamos, con suerte, de un “ carrete de 32 ” había que elegir muy bien el momento que inmortalizar y solían ser precisamente eso, momentos verdaderamente especiales.