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Mostrando entradas de julio, 2016

Momentos congelados

El cielo gris casi negro anuncia que se avecina tormenta, otra más del frio invierno . Destellos  de  luz que iluminan las solitarias calles acompañados de fuertes truenos, dejan paso a incesantes gotas de lluvia que no parecen quererse marchar. Una familia cualquiera, en el calor de su hogar, ahoga las largas horas de las tardes de invierno de un domingo cualquiera, mirando viejas fotografías guardadas en una caja de zapatos y recordando aquellos felices momentos. Fotos en blanco y negro, con los bordes desgastados de tanto mirarlas, y algunas ya casi sin color. Cada imagen arranca una carcajada general al darnos cuenta de cómo hemos cambiado y que rápido pasan los años. Bodas, bautizos, comidas con amigos, fiestas, navidades… y es que antes, cuando solo disponíamos, con suerte, de un “ carrete de 32 ” había que elegir muy bien el momento que inmortalizar y solían ser precisamente eso, momentos verdaderamente especiales.

El hombre de las sombras

Una taza humeante  de café que descansaba olvidada encima de la pequeña mesa contigua , desprendía un aroma embriagador, su humo danzaba hacia el techo hasta desvanecerse antes de llegar a él como si nunca hubiera existido. Sentado junto a la ventana, observó por un instante el cristal sin poder distinguir apenas las borrosas siluetas de los transeúntes que corrían por el callejón acurrucados,  para protegerse de la lluvia y el frio. La lluvia de aquella tarde, como si de un artista inspirado se tratase, había pintado en el cristal formas abstractas, compuestas por miles de finas líneas y gotas haciendo casi imposible adivinar que había al otro lado. Como cada invierno, los “expertos” del lugar afirmaban rotundamente que ese estaba siendo el invierno más frio de las últimas décadas, pero a él apenas le importaba. La camarera se le acercó tímidamente, casi con miedo. Él savia perfectamente que su aspecto no era lo que se solía esperar de un hombre de su edad, una larga gabardina que si

El viaje de tu vida

Muchas veces me da la sensación que nadie me entiende, que mi mente y mi cerebro funcionan de un  modo distinto al de los demás. A mí, me gusta pensar que soy un alma soñadora, y que en realidad soy afortunada ya que puedo ver mucho más allá de lo físico, puedo ver la esencia de las cosas. Creo que en el mundo, existen lugares mágicos que evocan en mí sentimientos maravillosos. Lugares que me invitan a pensar, a imaginar, a soñar…, que con el simple hecho de estar allí hacen que en mi mente se despierte la “chispa mágica” de la inspiración y empiece a soñar despierta. En ese momento todo a mí alrededor desaparece y empiezan a formarse en mi mente miles de frases, historias, reflexiones, sentimientos… que resultan verdaderamente maravillosos y casi imposibles de explicar. Uno de esos lugares mágicos son las estaciones de tren, en ellas pasado, presente y futuro, se mezclan con los amargos llantos de despedida y las dulces lágrimas de los reencuentros.   Las estaciones, están siempr