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Mostrando entradas de marzo, 2020

Dientes de león

Sucedió una vez, y casi por casualidad, lo recordaba perfectamente. Una mañana, jugando en el parque, una pequeña flor llamo su atención, parecía de algodón, frágil y delicada y de un blanco intenso. Su madre, le dijo que era un diente de león, la flor de los deseos . Le explicó, que debía coger aire, y soplar, soplar con todas sus fuerzas mientras pedía un deseo. Que solo se cumpliría si los estambres se desprendían de un solo soplido y, que no debía contarle a nadie jamás, el secreto que había pedido. Recordaba con cariño como de niña, le resultaba muy difícil elegir uno solo de los numerosos deseos que se agolpaban en su mente, pero casi siempre ganaba el mismo, un traje de princesa. Después quedaba lo más importante, debía hacer un esfuerzo casi descomunal para llenar los pulmones hasta su máxima capacidad y vaciar todo ese aire muy concentrada en ese pequeño objetivo que sujetaba con firmeza entre sus dedos. Desde ese día, y por muy adulta que fuera, cada vez que