Con los ojos empañados en lágrimas y arrastrando los pies decidió abandonar el cementerio. Al darse la vuelta pudo ver como una silueta que parecía haber estado observando todo su espectáculo se disponía a salir del cementerio, era ese hombre que llevaba días persiguiéndola, estaba segura. Corrió tras él para alcanzarlo, ¡tenía que estar relacionado con toda esta locura! Pero al girar la esquina, aquel hombre había desaparecido, ¿Se lo habría imaginado? Era posible, pues tras los acontecimientos de aquella última semana ya no era capaz de distinguir lo que era real de lo que no. Estaba agotada y necesitaba dormir, el corazón le latía con tanta fuerza que cada latido resonaba en su interior como si dentro de su cuerpo no hubiera absolutamente nada, irónicamente era así como se sentía desde aquel fatídico día, totalmente vacía por dentro. Así que con el corazón a punto de estallar, se dispuso a volver hacia su casa y dar por terminado aquel día tan extraño. Decidió volver andando