Allí sentada todo estaba
tranquilo, el sonido del vaivén de las olas, era como una suave melodía que la
hacía sentir cada vez más y más relajada, el calor de la arena bajo su cuerpo
la invitaba a cerrar los ojos y relajarse, pero no podía, la inmensidad y la
gran belleza del mar la dejaba siempre hipnotizada y le era imposible dejar de
mirarlo. Su mirada se perdía en un punto inconcreto entre la orilla, y la línea
del horizonte, donde el cielo se unía con el mar. Una suave sonrisa se dibujó
en su rostro al recordar cuantas veces de pequeña se había preguntado que
habría tras esa línea, recordaba perfectamente como imaginaba una gran cascada llena de rocas con enormes osos encima de ellas atrapando al vuelo los peces despistados que por la inmensa cascada se precipitaban y a veces cuando podía divisar el mástil más alto de algún
barco imaginaba a todos sus marineros luchando para no caer al vacío por esa
gran cascada y poder volver al mar calmo.
Parecía que no habían pasado los años y que
seguía siendo aquella niña soñadora, que con su desbordante imaginación
encontraba respuesta a sus miles de preguntas. Decidió levantarse y acercarse a la
orilla, una suave brisa acarició su rostro, y poco a poco fue aproximándose al
mar, ese mar que la había visto crecer, reír, llorar, enamorarse, caer… pero
siempre volverse a levantar. Cuando la primera ola rozó sus pies un pequeño
escalofrío recorrió su cuerpo, el agua estaba más fria de lo que había
imaginado y las pequeñas piedras se clavaban en la planta de sus pies, pero no se detuvo siguió adentrándose en el mar hasta que sus pies
perdieron el contacto con la arena, entonces empezó a nadar pero enseguida se dio cuenta
que era imposible alcanzar el horizonte así, y exhausta dejó que su
cuerpo flotara en el mar, notando como poco a poco se iba relajando con el suave
movimiento del agua, cerró los ojos y se dejó llevar, pero segundos después una
gran ola la sumergió en el mar por sorpresa devolviéndola a la realidad.
Pocos días más tarde regresó con
una pequeña balsa hinchable dispuesta a no cesar en su empeño por alcanzar el
horizonte, empezó a remar pero poco a poco la pequeña balsa se fue deshinchando
y al final tuvo que regresar a la orilla, a la mañana siguiente decidió volver a
intentarlo con una barca de madera, y entonces descubrió el engaño, cuanto más
se acercaba a horizonte, él más se alejaba de ella, fue en ese momento en el que se dio
cuenta que jamás llegaría a alcanzar el horizonte, pero que al menos la experiencia había
merecido la pena.
Al fin y al cabo la vida es así,
podemos elegir quedarnos sentados en la
orilla observando su belleza e inmensidad, intentando imaginar
que habrá más allá de la línea del horizonte de nuestros sueños, o decidir salir a intentar alcanzarlos, y descubrir que misterios esconden. Unas veces se cumplen los
objetivos, pero otras al alcanzar la línea del horizonte que veíamos desde la
orilla descubrimos que no hay ni osos ni cascadas, ni barcos precipitándose por ellas, sino que lo que en realidad se escondía tras él era más mar y que en realidad nunca
llegamos a alcanzar ese horizonte, pues cuando más te acercas, él más se
aleja de tí, pero lo que está claro es que “el
que no arriesga no gana” y aunque
nunca lleguemos a alcanzar nuestros horizontes, seguro que durante el camino algo habremos aprendido,
levántate y adentrate en el mar para alcanzar el horizonte de tus sueños, no te limites a ser un mero espectador en el viaje de tu vida.
Ohh que entrada tan bonita, que bien te expresas bella. Me ha gustado mucho. Un blog muy original. Besos enormes y ¡¡a darle duro a la semana!! Estamos en contacto. Muás
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario y por tus bonitas palabras Natalia! Un beso
ResponderEliminarQué bonita mirada la que expones.
ResponderEliminarTe dejo un link que tal vez pueda interesarte.
Un abrazo
http://sotogomezdaniel.blogspot.com.co/2016/07/reflexion.html
¡Hola Daniel! Muchas gracias por tu comentario, ¡¡por supuesto que me pasaré por tu blog para visitarlo!!
EliminarUn saludo
Neus
Mmmm... ser explorador... buscar, conocer, experimentar... estar vivo en definitiva y crecer. Sigue buscando, Neus, y compartiendo tus experiencias.
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