Ir al contenido principal

Querida yo del futuro.

Resultado de imagen de familia de espaldas
Hola Neus, soy tu yo pasado de cuando tenías 27 años, te escribo esta carta para que dentro de 20 años la leas  de nuevo, y te rías de las preocupaciones que tengo ahora que de buen seguro te parecerán absurdas. Espero que te hayas casado como siempre has soñado y que seas feliz, dime que mientras estás leyendo esto, hay a tu alrededor un par de personitas que son parte de ti y esa persona tan especial que tú y yo sabemos te agarra la mano con fuerza y se seca esas lágrimas de emoción que descienden por sus mejillas, mientras estás leyendo esto. Espero, que sigas conservando a tus amigos y tengas de nuevos, que nunca hayan terminado esas cenas improvisadas y las tardes de risas y cotilleos. Espero de corazón que sigas unida a tu padre y tu madre y toda tu familia, con la misma fuerza que ahora, celebrando cada cumpleaños con comilonas increíbles, cuídalos mucho, porque sabes que son lo mejor que tienes.

Siento si no he cumplido tus expectativas, espero que no te arrepientas de los errores que he cometido y que cometeré. Sabes que eres luchadora, pero que te cuesta levantarte, por ti voy a seguir levantándome una vez tras otra con una sonrisa. Quiero que sepas que haré todo lo posible para que tú tengas todo lo que yo deseo, seguro que cada tropiezo nos ha hecho más fuertes. Ojalá esa mierda que tú y yo sabemos no te haya vuelto a hacer pasar malos ratos y quede solo como una capa más de esa coraza que estamos construyendo con cada prueba.

Quiero no estar equivocándome en las decisiones que estoy tomando. Ojalá sigas disfrutando de la lectura tanto como ahora, y sigas haciendo teatro, sabes que esa sensación de nervios y emoción te llena y te hace feliz. Espero que no sigas teniendo esa cara de niña que tengo yo ahora, pero que no hayas dejado de soñar como una niña, ni de escribir y quizás incluso hayas sido capaz de escribir un libro, quiero que la inspiración no haya dejado de visitarte cada noche antes de ir a dormir, que siga haciéndote feliz crear, y que nunca nunca hayas cansado de luchar.
Ojalá el mundo, sea un lugar un poco mejor que ahora mismo, en el que nadie tenga que preocuparse por perder su casa, y que todos los niños tengan un plato de comer en la mesa cada día, que tus hijos puedan crecer tranquilos y felices, dime que no has dejado de viajar y que conoces ya mucho más mundo que ahora. Pero sobretodo dime, que he conseguido que te sientas orgullosa de tu yo de 27 años.

Finalmente quiero hacerte una promesa, voy a vivir tus años de  juventud al máximo, disfrutando de la vida a cada segundo, para que cuando tu mires atrás, todos esos recuerdos te hagan dibujar una gran sonrisa y puedas decir que has aprovechado tu vida al máximo.
Atentamente

Neus.

Comentarios

  1. Que la vida te reserve las cosas más hermosas que existen, que logres crecer más de lo que alguna vez soñaste, que puedas conocer lejanos lugares, coleccionar bellas historias, encontrar el amor verdadero, formar una familia, tener un hogar propio, alcanzar muchos logros y metas cumplidas, pero que a la vez, no cambies nunca. Espero que dentro de 20, 40 y 60 años más, en tu pecho siga latiendo el mismo corazón de niña buena que tienes hoy.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por el comentario y por los buenos deseos Juan Carlos, :), ojalá dentro de unos años siga siendo por lo menos igual de feliz de lo que soy ahora! Algunas cosas las he encontrado y otras espero ir encontrándolas por el largo camino que (espero) me queda por recorrer, y las cosas esenciales espero no perderlas nunca!
      Un abrazo
      Neus

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una vida en la pecera (Capítulo 1)

Tras un “click” todo su sueño se desvaneció. Sofía emitió un leve gemido y sus ojos se entreabrieron poco a poco. Al otro lado de la pared, podía oír los ronquidos y la arrítmica respiración forzada que emitía su nuevo vecino, que ajeno a las noches de insomnio de Sofía, seguía sumido en un profundo sueño. Miró hacia su izquierda con la convicción de que el reloj digital que reposaba sobre la mesilla de noche marcaría la hora maldita, las 5:55 AM y efectivamente, así era. Cada noche, desde hacía casi dos años su sueño se interrumpía a la misma hora, las 5:55 AM. Trató de mantener la calma y no caer de nuevo en la trampa. Respiró profundamente, cambió de posición e intentó dejar la mente en blanco, pero de nuevo, le fue imposible.

Nadando a contracorriente

Llegamos a nuestro destino cuando los rayos del sol ya hacía rato que nos habían abandonado y el cielo empezaba a lucir sus mejores galas. Tiñendo su vestido negro, como cada noche, con miles de puntos brillantes. La vida en Jaraba, aquel pequeño pueblo, apenas compuesto por unas pocas calles desiertas, parecía haberse congelado en el tiempo. No era demasiado tarde, pero los cortos y fríos días de invierno y la fina lluvia que empezaba a caer, de esa que se clava en la piel como si de agujitas se tratara, invitaban a quedarse en casa. Las ventanas iluminadas de las casas y el olor a humo de las chimeneas dejaban claro que ciertamente el tiempo allí no se había detenido, y que las decenas o quizás cientos de vecinos que allí vivían disfrutaban de sus casas y sus familias. Apartado lo justo del pueblo como para no ver ni un signo de civilización desde sus ventanas, se encontraba el hotel, un precioso balneario agarrado a una roca y rodeado totalmente de naturaleza. Un lugar de p

Mi lugar en el mundo

Los primeros días fueron aterradores, cuando entre abrí los ojos por primera vez, todo estaba oscuro y el espacio a mi alrededor era tan pequeño, que apenas me podía mover. Desde lo más interno de mi ser, deseaba escapar de ese húmedo lugar. No recordaba quien era, ni como había llegado hasta allí, pero una fuerza desconocida me empujaba a no rendirme. Perdí totalmente la noción del tiempo, pasaron días, semanas o quizás meses hasta que conseguí sobrepasar la última barrera que me aislaba del mundo exterior. Cuando por fin rompí ese último obstáculo una fuerte luz me cegó. Poco a poco, mis pequeños ojos se fueron acostumbrando a la claridad y pude ver que a mí alrededor se extendía una gran llanura verde, el aire era tan puro en ese bello lugar, que respirar se convertía un placer indescriptible. Por más que lo intenté, no conseguí moverme de allí, me encontraba atada a ese lugar , pero no me importó, me resigne a mi destino y empecé a disfrutar de la suave caricia de los rayos d