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Una maleta en el ascensor (Capítulo 1)

Resultado de imagen de lluviaYa era casi de noche, había perdido el autobús, estaba lloviendo y por si fuera poco, como guinda del pastel en aquel fatídico día, también había olvidado el paraguas en casa. Se sentía furiosa, patosa y desdichada. A cada paso, las finas gotas de lluvia se clavaban en su rostro como pequeñas agujitas. Enfadada con el mundo andaba tan deprisa como sus cansadas piernas se lo permitían.
Se detuvo bajo un balcón, a unos 50 metros de su portal para rebuscar entre su  bolso repleto de cosas inútiles, las llaves de casa. Siempre había odiado perder tiempo en el portal buscando las llaves, pensaba, que era el momento perfecto para atacarla por detrás. Entonces, un coche pasó a gran velocidad por su lado dejándola totalmente empapada. 

-                  -  ¡CABRÓN!- Le grito furiosa.

Parecía, que el mundo se había puesto de acuerdo para recordarle a cada segundo que todo puede ir a peor. Cuando encontró las llaves, encaminó el último tramo que le quedaba hasta su casa, empapada y con ganas de llorar. Una vez dentro del portal descubrió que de nuevo la luz de la entrada no funcionaba, pero por suerte la luz del interior del ascensor del que se acababa de bajar un señor de mediana edad sería suficiente para llegar a él sin tropezar con los tres malditos escalones que algún “genio de la arquitectura” había colocado sinsentido allí en medio de ese largo pasillo. Al pasar por su lado el señor la golpeó en el costado izquierdo quizás con demasiada fuerza para ser casual, pero no le dio demasiada importancia.

No acostumbraba a subir en ascensor, ese año se había propuesto no apuntarse al gimnasio ya que al fin y al cabo nunca tenía tiempo para ir. Pero sin embargo, quería hacer todo lo posible para hacer ejercicio con las pequeñas cosas diarias. Pero aquella noche, las ganas de llegar a casa eran tan inmensas que decidió hacer una excepción. Entró en el ascensor y aprovechó el trayecto hasta el sexto piso para revisar los últimos correos en su teléfono móvil. Cuando a consecuencia de un fuerte trueno el ascensor se detuvo durante un par de segundos que le parecieron eternos, acompañado de un fuerte zarandeo que le hizo perder el equilibrio y caer sobre un bulto bastante grande que compartía ascensor con ella y del cual no se había percatado antes. Cuando la luz volvió pudo ver que se trataba de una vieja maleta bastante deteriorada, que seguramente había olvidado  aquel maleducado señor con el que se había encontrado en el portal.

Ella siempre se había considerado muy mística y con buena intuición y aquella maleta no le daba buenas vibraciones así que se alejó de ella todo lo que el pequeño ascensor le permitía. Pocos instantes después una irritante melodía que procedía de dentro de la maleta apagó el silencio que reinaba dentro del ascensor. Su naturaleza curiosa la empujó inevitablemente a abrir la maleta y descubrir de donde procedía esa melodía tan molesta… Lo encontró casi enseguida en el bolsillo exterior, se trataba de la alarma de un teléfono móvil, tras apagarla, una inquietante frase que habían utilizado como fondo de pantalla le heló la sangre “MIRA EN TU BOLSILLO IZQUIERDO”. Con miedo se puso la mano en el bolsillo, muy despacio y notó algo en su interior, parecía un trozo de papel. No recordaba que hubiera nada en ese bolsillo, de hecho acababa de lavar esa chaqueta… Lo sacó,  era una hoja de papel reciclado, lo desdobló con sumo cuidado y en su interior escrito a ordenador una simple frase: “EL JUEGO YA HA EMPEZADO, AHORA TE TOCA A Ti”. Le pareció una broma de mal gusto, así que al llegar al sexto piso salió del ascensor dejando la maleta allí sin darle mayor importancia.

Entró en su casa dispuesta a olvidar aquel día, y acostarse tras un baño relajante de agua caliente sin ni siquiera cenar. Pero de nuevo descubrió que todo podía ir a peor, con la tormenta se le había estropeado el calentador del agua, así que se tuvo que conformar con una ducha rápida con el agua tan fría que parecía casi al punto de solidificación. Aquella noche, pese a lo cansada que estaba no consiguió dormir más de dos horas seguidas, despertaba continuamente con esa inquietante sensación de que alguien te esta observando mientras duermes. Era una sensación extraña y prácticamente imposible, pues vivía sola desde hacía un par de meses, cuando tras una acalorada discusión de la que ya ni recordaba el motivo, su compañera de piso decidió buscar una nueva casa.  Su ausencia se dibujaba en cada rincón, de la casa como un agujero que negro que absorbía todo a su alrededor, pero jamás reconocería que se había equivocado, su orgullo no se lo permitía.

Siempre había destacado por su poca paciencia y su carácter irascible, lo que a menudo provocaba que la gente se alejara de ella, pero poco hacía para ponerle remedio, incluso en alguna ocasión ese “defecto” había jugado a su favor, pues gracias a ese carácter firme e inflexible había conseguido escalar en su empresa hasta conseguir un puesto de gran responsabilidad.

El despertador sonó a las 6:00 como cada día, tras la rutina de cada mañana se dispuso a salir de casa para dirigirse de nuevo al trabajo. La fuerza de la costumbre la encaminó hacia las escaleras, pero un segundo antes de empezar a bajar se detuvo. Recordó el incidente en el ascensor de la noche anterior, y quiso ver si la maleta seguía allí. Cuando la puerta del ascensor se abrió la maleta había desaparecido, aliviada y de buen humor bajo canturreando por las escaleras, aquel sería un buen día.
Poco antes de llegar a la parada del autobús se cruzó con un hombre que hubiera jurado que era el mismo que se encontró en su piso la noche anterior, pero no le dio importancia. Al llegar a la parada no podía creer lo que estaba viendo, una maleta allí sola, abandonada. Tenía que ser casualidad, seguramente algún despistado pasajero la abría olvidado allí. Pero… ¿cuantas probabilidades había de encontrarse dos maletas idénticas abandonadas en un lapso tan corto de tiempo? Esperó el autobús en una esquina de la parada ignorando por completo la inquietante maleta. El trayecto hacia su oficina le pareció mucho más largo que de costumbre, miraba a su alrededor y parecía que todo el mundo la observaba y eso la irritaba mucho. Una vez llegada a su destino se encaminó hacia su despacho sin siquiera dar los buenos días a la recepcionista. Una montaña de informes por revisar se acumulaba en su mesa sin remedio desde hacía semanas, así que se puso manos a la obra. Unos pocos minutos después llamaron a la puerta. Era la recepcionista, una joven y torpe becaria que habían contratado en prácticas.

-                  -  Alicia, le han dejado esta mañana un paquete en recepción, lo he subido a su despacho.- Dijo                la recepcionista saliendo del despacho inmediatamente.

Resultado de imagen de maleta de piel viejaAlicia giró la silla despacio, y observo con detenimiento su despacho temiendo lo que se iba a encontrar, y efectivamente allí encima de un mueble auxiliar estaba, aquella maldita maleta. No estaba segura si el bombeo que se oía procedía de dentro de la maleta o era su asustado corazón que resonaba en sus sienes. Se acercó despacio, con miedo, sus manos temblaban de una manera incontrolable y su corazón latía cada vez más y más deprisa. Solo un paso más y entraría en contacto con la fría piel de la maleta. De repente sonó su teléfono móvil sobresaltándola, con miedo se alejó de la maleta para responder.

-                      - ¿Di… di… digame?...- Contestó Alicia muy asustada.
-                   - Abre la maleta, para liberar el pasado. El juego ya ha empezado ahora te toca a ti.- Contesto una voz que parecía  proceder de una grabadora de sonido de baja calidad.

Y después se cortó la conexión sin más. Su corazón palpitaba con tanta fuerza que parecía que iba a estallar de un momento a otro.  Se acercó con rabia a la maleta e intentó abrirla sin éxito, estaba cerrada con llave ¿Qué clase de broma era esa?, ¿Qué tipo de persona la molestaría con ese juego absurdo? Sin pensarlo demasiado llamó a la becaria y mandó tirar la maleta a la basura. Cuando esta se la llevó, Alicia vio en el suelo en el lugar que había ocupado la maleta un sobre con su nombre. Abrió el sobre simplemente por mera curiosidad y lo que había en el interior del sobre le heló la sangre. Sí, definitivamente quería jugar a ese juego. Debía abrir la maleta y cerrar para siempre ese horroroso episodio de su pasado.

CONTINUARÁ...


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Comentarios

  1. Aunque ya te comenté mis impresiones en google+, aprovecho para dejar huella de mi paso por aquí también jeje. El capítulo acaba del modo necesario para mantener esa intriga por lo que pueda contener la maleta si se abre, o en su defecto por si se dan pistas sobre ese pasado que ella quiere olvidar. Habrá que ver qué depara la continuación jeje. ¡Un saludo!

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    1. Muchísimas gracias José Carlos!! Me alegra que te haya gustado, te invito a leer mi primera saga ya terminada, del hombre de las sombras (en las pestañas de la parte superior tienes el enlace directo) ;)
      Un saludo!!
      Neus

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  2. Ja saps quina es la meua opinio "Cada entrada que fas a la teua manera sempre m'encantara"

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  3. Brillante inicio, Neus. Un extraordinario uso del Mcguffin con esa maleta. La llamada, la referencia al pasado... Muy bien. Saludos!

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias David! Me alegra que te haya gustado, la semana que viene el segundo capítulo. :)
      Un saludo
      Neus

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  4. Buff Neus, genial! per fí he pogut acabar de llegar-la, i ja tinc ganes de la próxima part!!!

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