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El fin de la pesadilla (Capítulo 3)



Escondida en la cocina la madre de Sofía, sostenía con tensión el teléfono. Aprovechó el momento que se había quedado sola para realizar la llamada, así se lo habían indicado: Si Sofía volvía a casa, debía llamar de inmediato para avisar. Buscó el número de teléfono en el cajoncillo de la mesa de la cocina, recordaba perfectamente la noche en que llamaron al timbre y al abrir, un extraño señor con sombrero y gabardina le dio indicaciones concretas de los pasos que debería seguir si Sofía volvía a casa. Dudó unos instantes de si era ético o no traicionar a su hija, pero al final decidió que sería lo mejor para todos. Con los dedos temblorosos marcó el número indicado, posó el teléfono en su oreja y esperó. Una sensación de nervios invadió todo su cuerpo, y su corazón latía con fuerza. Esperó, un tono… dos tonos… y cuando ya estaba a punto de colgar, alguien al otro lado descolgó.

-                     -  Ha…. ha venido… ha venido a casa. Sofía… acaba de llegar….- Dijo con voz temblorosa.
-         
-       - Está bien, buena chica. Pero esta vez deberás encargarte tú. Ya sabes lo que tienes que hacer.-             Respondió la voz del otro lado antes de colgar sin darle tiempo a Alicia a responder.

Entonces oyó la puerta. Sofía acababa de salir, esperó unos minutos y ataviada con una chaqueta y una capucha que le cubría prácticamente toda la cabeza se dispuso a seguirla. Llegó hasta un acantilado, Sofía miraba el mar y buscaba algo en su bolsillo, aprovechó ese momento de despiste y la golpeó para arrebatarle lo que tenía en las manos.  
_________________________________________________________

El vaivén de las olas golpeaba su cuerpo inconsciente y lo movía libremente por la orilla. Sofía despertó dolorida y totalmente empapada, las piedras habían arañado su rostro y sus brazos. No recordaba cómo había llegado allí, ni que le había ocurrido. Le dolía a cabeza, al pasarse la mano por la zona afectada vio que estaba sangrando, alguien la había golpeado, las heridas le escocían por el salitre del mar. Se incorporó levemente, entonces identificó donde estaba, la playa que había cerca de la casa de sus padres, así que se dirigió allí de nuevo.

Al llegar, con los nudillos llenos de arañazos y manchados ligeramente de sangre,  golpeó tiritando la puerta de la casa. Tras unos instantes que le parecieron eternos, le abrió un señor con sombrero y gabardina. El mismo señor que acudía todos los días a su bar, el mismo señor que aparecía continuamente en sus pesadillas… Muy asustada exclamó:

-          ¡¡¡¿¿¿Quién es usted, que les ha hecho a mis padres???!!!

Intentó empujarlo para entrar en la casa, él la miró sin inmutarse y le cerró el paso con el brazo. Muy asustada Sofía empezó a gritar, buscó su teléfono en los bolsillos de la chaqueta para llamar a la policía, pero no estaba, como tampoco tenía en su bolsillo ni la tarjeta del Pub, ni las indicaciones del juego.  Estaba claro que la persona que la había golpeado se lo había robado y estaba casi segura de que había sido ese misterioso hombre. Intentó rodear la casa para entrar por la parte de atrás pero al girarse sus padres la observaban con el semblante serio a pocos metros de ella.


  • -      -   Mmmama… papa… ¡Hay un desconocido dentro de vuestra casa!- Exclamó asustada Sofía.

  • -        Lo sabemos, lo he llamado yo.- Respondió su madre con indiferencia.

  • -    ¿Lo… lo conocéis…?- Titubeó Sofía que cada vez estaba más confundida.

Pero no contestaron, Se adentró en la casa seguida por sus padres. En la mesita del salón cuatro tazas de café caliente los esperaban. Tras sentarse, el hombre de las sombras que se presentó como Álvaro le tendió una fotografía. Con una voz profunda, casi de ultratumba se identificó.

-                            -  Soy el Inspector de policía Álvaro Rodríguez, este es Sam, ¿Lo conoces?- preguntó.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, esa fotografía, ese rostro, esos ojos de azul profundo, esa sonrisa con esos hoyuelos en las mejillas… y ese nombre… Sam… el mismo nombre que había en la tarjeta.


  • -         Desapareció hace casi dos años- Relataba el Inspector con la mirada sombría - tras una fiesta   en la playa no se ha vuelto a saber nada de él, y sabemos que tú, estuviste allí. ¿Sabes qué le     ocurrió?

Totalmente desconcertada Sofía intentó recordar que ocurrió en aquella fiesta en la playa, pero fue incapaz de articular palabra. El silencio, se extendió como una densa sábana alrededor de toda la habitación. Álvaro tras unos segundos que les parecieron horas siguió contando.

  • - Hace casi un año que cerraron el caso, fue uno de esos casos sin trascendencia que apenas se  investigaron. Sam era un joven que vivía a su manera, su hogar era la calle y subsistía de la     caridad de los ciudadanos. Me enteré de dónde trabajabas y acudí allí todas las tardes, incluso alquilé el apartamento de tu rellano para ver si sabías que había ocurrido. Cada día en tu bar pedía dos cafés, con la esperanza que él al pasar por la calle, viera el café abandonado en una mesa y entrara a bebérselo, él era así.  Pero eso nunca ocurrió…  Un día, dejé una hoja de       periódico en el suelo a propósito. Sabía que te fijarías en ese anuncio, las tres estrellas no podían fallar… Me llamaste y quería que confesaras… ¡Necesito saber que le ocurrió a Sam!, este caso ya se ha convertido en algo personal. Hace un par de meses vine aquí a casa de tus padres, para pedirles que si volvías me avisaran, y aquí estoy.
  • -           Solo… recuerdo aquella fiesta en la playa norte, pero poco más. Quizás si no acercáramos allí lograría recordar que ocurrió…- Titubeó Sofía.

En total silencio se acercaron a la Playa Norte, donde supuestamente había ocurrido todo. Al llegar, descubrieron que la playa estaba casi abandonada. La maleza se había apoderado prácticamente del acceso y las cañas del barranco que desembocaba en esa playa ocupaban la mayor parte de ella. El aire estaba impregnado por el olor de agua estancada que lo hacía prácticamente irrespirable y el Pub Skystar parecía un milagro que aún se mantuviera en pie. Sofía miró a su alrededor, parecía que la fotografía y volver a aquel lugar le habían devuelto los recuerdos que su cerebro llevaba casi dos años intentando olvidar…

  • -     Era una noche fría de principios de febrero y un grupo de jóvenes había organizado una fiesta en este viejo Pub abandonado de esta playa a la que nunca acude nadie.- Empezó a relatar Sofía- Tras una fuerte discusión con mi marido por mis problemas con el alcohol y los gastos excesivos, decidí pasar unos días en casa de mis padres. Me enteré de esa fiesta y acudí allí para olvidarme de todo.  Al principio resultó ser una fiesta relativamente normal, mucho alcohol, música y un chico muy atractivo que no me quitaba ojo de encima. Entonces, con la mente aturdida por los efectos del alcohol se me ocurrió. Le daría una lección a mi marido, junto a aquellos jóvenes fingiría un secuestro y él desesperado por volver a encontrarme removería cielo y tierra y se daría cuenta de que me quería, que todas aquellas discusiones carecían de importancia, y de nuevo me daría otra oportunidad. Era realmente arriesgado y le daría un susto de muerte, pero pocos días después aparecería a los brazos de mi desesperado marido con cualquier excusa de cómo había logrado escapar y todo volvería a ser como antes. Simplemente se trataba de un escarmiento por todos los reproches que me había hecho a lo largo de los años. Un pequeño susto necesario para que todo volviera a ser como era antes…

Sofía evitó mirar a la cara a sus padres y al Inspector, pero estaba segura que no daban crédito a lo que ella estaba contando. Con la voz entrecortada siguió relatando:

-                         Tras meditarlo un poco accedieron a ayudarme, me entregaron una hoja con el plan que debía         seguir. Una llamada diciendo que me había perdido y después… El silencio absoluto. Al principio        parecía divertido, me ataron con cuerdas y me bajaron a una vieja bodega para dar mayor                 realismo al “espectáculo”. Pero el exceso de alcohol de la fiesta les hizo cambiar de planes.              Tenía los ojos vendados y no podía ver nada, tan solo oía el lejano eco de una discusión que                estaba ocurriendo en el piso superior, habían decidido seguir con el secuestro, pedir un rescate          por mí, necesitaban el dinero. Tras un largo rato de espera, que a mí me parecieron horas,                   alguien me agarró la mano y me retiró la venda de los ojos, era Sam…

“Tranquila voy a liberarte” me dijo

Entonces todo ocurrió muy deprisa, las intenciones del grupo de chicos habían cambiado, ahora solo deseaban conseguir mucho dinero a mi costa. Sam me ayudó a desatarme y a huir. Conseguí salir de la bodega, y empecé a correr sin mirar atrás. Podía oír como los cinco chicos corrían ansiosos detrás de mí mientras me insultaban y me tiraban piedras. Algunas me golpeaban en la espalda, pero una verdaderamente grande me hizo perder el equilibrio y caer al suelo. El más corpulento se abalanzó sobre mí y me apuntó con su arma, pataleé, le golpeé la cara y lo arañe para quitármelo de encima, pero no lo logré. Mi estado de embriaguez me impedía pensar con claridad. De repente, alguien se abalanzó sobre él y ambos, cayeron a mi lado, la pistola se deslizó unos metros más allá, arrastrándome aturdida por el dolor que sentía  conseguí llegar hasta la pistola. Nunca había empuñado ningún arma, pero con las manos temblorosas disparé. Fue al aire lo juro, no quería hacerle daño a nadie, pero de nuevo alguien me agarró por la chaqueta, tras darle una patada disparé de nuevo hacia su dirección. Me asusté, me asusté mucho i salí corriendo sin mirar atrás… No logré que mi marido me perdonara y mucho menos perdonarme a mí misma por la estupidez que había hecho. Desperté a la mañana siguiente en la cama de mi habitación en la casa de mis padres, con un dolor de cabeza increíblemente fuerte, quise creer que todo había sido una pesadilla, que nada de eso había ocurrido… No sé qué le ocurrió a Sam lo juro… Nunca más lo volví a ver, ni siquiera sé cómo llegó la tarjeta a mi bolsillo…

Los sollozos de Sofía eran tan fuertes que apenas se entendían sus últimas palabras. El hombre de las sombras, que en ningún momento se había desprendido de su sombrero, sonrío, unos tiernos hoyuelos se dibujaron en su rostro. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Sofía, ¡No podía ser! Sin dejar de sonreír el Inspector levantó su cabeza y se desprendió del sombrero. Unos potentes ojos azules la miraron fijamente, parecía que la estaban atravesando con la mirada ¡ERA SAM!, no había ninguna duda ¡Era él! Las piernas de Sofía empezaron a flaquear, el Inspector empezó a hablar con su característica voz…

  • -        Creo que ahora soy yo el que debe seguir la historia. A las 5:55AM exactamente, tu primer disparo me golpeó en la pierna, te agarré de la chaqueta para que me ayudaras pero disparaste de nuevo, la segunda vez me acertaste de pleno en la cara, quedé allí tendido hasta que me recuperé lo suficiente como para ir a un hospital. Perdí mi capacidad de hablar y mi rostro quedo marcado para siempre por las quemaduras del disparo. Estuve mucho tiempo en el hospital, sabía que si mis antiguos amigos me encontraban me matarían, así que me inventé una nueva identidad, la del Inspector Álvaro Rodríguez. Tras salir del hospital, me enteré dónde trabajabas y acudí cada tarde a tu bar con la esperanza que me reconocieras, quería que te disculparas, pero parecía que no te acordabas de nada… A mí me arruinaste la vida y su seguías tranquilamente con la tuya… Ni una sola muestra de arrepentimiento. Así que una noche acudí a casa de tus padres y me inventé la historia del Inspector Álvaro Rodríguez para conseguir localizarte y perpetrar mi venganza.

Sam, alzó el arma que llevaba escondida en el bolsillo de la chaqueta y apuntó a Sofía, esta miró a su alrededor en busca de la ayuda de sus padres, pero ya no estaban allí. En algún momento del relato de los hechos se habían marchado. Cerró los ojos con la seguridad de que allí en ese momento moriría y titubeó unas últimas palabras.

  • -          Yo… lo siento…

Con media sonrisa Sam respondió.

  • -          No sabes cuánto tiempo llevaba esperando este momento.


Se oyó un disparo y los ojos de Sofía se cerraron más fuerte esperando el impacto. Un golpe sordo resonó en la playa, con miedo Sofía volvió a abrir los ojos. El hombre de las sombras yacía muerto en el suelo. Se había suicidado.


FIN



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Comentarios

  1. Com sempre fas m'encantat,excelent final

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  2. Muy interesante el final. Gran historia.

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    1. Muchísimas gracias Sergio!! Me alegra mucho que te haya gustado el final! Fue realmente difícil escribirlo, mucho más de lo que imaginaba!! :D

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  3. Moltes felicitats!!!! M'agradat moltissim!!! Espero poder llegir més histories com estes!!!!!

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