Ir al contenido principal

Os he mentido

Os he mentido, he mentido pero no del tipo de mentira de “Que vestido más bonito”, cuando en realidad lo encontraba horrible. Os he mentido, de la peor de las formas imaginables, os he mentido cada vez que habéis confiado en mí y he fracasado. Os he mentido, porque por más que lo intento no consigo dejar atrás el pasado y superar esa terrible desolación que siento por cada segundo de mi vida que os he hecho sufrir. Os he mentido, cada vez que he prometido cambiar mi carácter, y no lo he conseguido.  Os he mentido, porque no soy ni una pequeña parte de lo que merecéis que sea.

Una y otra vez, vuelvo a caer, vuelvo a repetir errores y promesas incumplidas. Todas esas palabras, todas esas promesas se pierden en el aire, condenadas a ser repetidas eternamente para  volver a ser olvidadas solo unos instantes después. Y al volver a fallar, al volver a caer, se enciende de nuevo en mi interior la llama de la culpa, esa estúpida llama que me recuerda lo cobarde que soy. Cuando todos estos pensamientos se agolpan en mi mente y mi cabeza parece a punto de estallar, me gusta pasear junto al mar, observar su grandeza, a veces tan calma y a veces tan brava,  a veces tan dulcemente salada que enamora, y a veces tan furiosa que solo deseas huir de su lado, y sonrío al pensar que en realidad, el mar y yo no somos tan diferentes.


Os he mentido, y pido de nuevo perdón. Os he mentido infinitamente y a estas alturas del partido aún me cuesta creer que sigáis a mi lado confiando en mí. Que una y otra vez estéis ahí para tenderme la mano cada vez que vuelvo a caer. Que el bono de una nueva oportunidad no se termine nunca. Porque a quien solo merece la verdad no es justo volverle a mentir. Porque de la verdad uno no se puede esconder. Pues la verdad no se encuentra, es ella la que te encuentra a ti.

Comentarios

  1. A mi lo que vaig passar en l'infancia tampoc se menva del cap jo quan era xiquet alguna vegada tame vaig mentir pero ha medida que vaig anar creixen ja vaig dixar de mentir per tan no m'arrepentixo de res,Neus i si ha stes altures seguixo incara stan al teu costat es perque sempre has estar al meu costat i has confiat en mi

    ResponderEliminar
  2. Se llega a percibir el dolor de quien se acusa el haber mentido, se deja sentir el arrepentimiento que lo acompaña. No sé si esta vez cumplirá su palabra, pero hubo alguien en tu composición, que sin estar, lo sentí allí presente, gravitando con su alma buena, perdonando una vez más.
    Desde ya, es difícil crear un monólogo literario, pero es mucho más difícil hacer sentir el espíritu de bondad y clemencia de un personaje que no pronuncia ni una palabra en el guión. Eso me demuestra cuán grande es tu capacidad Neus.
    Cada día más grande, cada día mejor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Que bueno verte de nuevo por aquí Juan Carlos! :D Muchísimas gracias por tu comentario y por tus buenas palabras.
      Un abrazo
      Neus

      Eliminar
  3. Siempre la verdad, aunque duela, pero –como cuando se cura una herida- diciéndola con delicadeza. En lo que discrepo es en lo de “prometo cambiar” porque cada uno es como es y así debe aceptarse... y así deben aceptarlo los demás. En mi opinión el “cambiar” es un reto personal que cada uno debe tener sólo consigo mismo por el simple hecho de aspirar a algo mejor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchisimas gracias por tu comentario palabras inefables! Es cierto, cada uno debe aceptarse como es, y si decide cambiar que sea siempre a mejor. :)
      Un abrazo
      Neus

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El hombre de las sombras

Una taza humeante  de café que descansaba olvidada encima de la pequeña mesa contigua , desprendía un aroma embriagador, su humo danzaba hacia el techo hasta desvanecerse antes de llegar a él como si nunca hubiera existido. Sentado junto a la ventana, observó por un instante el cristal sin poder distinguir apenas las borrosas siluetas de los transeúntes que corrían por el callejón acurrucados,  para protegerse de la lluvia y el frio. La lluvia de aquella tarde, como si de un artista inspirado se tratase, había pintado en el cristal formas abstractas, compuestas por miles de finas líneas y gotas haciendo casi imposible adivinar que había al otro lado. Como cada invierno, los “expertos” del lugar afirmaban rotundamente que ese estaba siendo el invierno más frio de las últimas décadas, pero a él apenas le importaba. La camarera se le acercó tímidamente, casi con miedo. Él savia perfectamente que su aspecto no era lo que se solía esperar de un hombre de su edad, una larga gabardi...

Mi lugar en el mundo

Los primeros días fueron aterradores, cuando entre abrí los ojos por primera vez, todo estaba oscuro y el espacio a mi alrededor era tan pequeño, que apenas me podía mover. Desde lo más interno de mi ser, deseaba escapar de ese húmedo lugar. No recordaba quien era, ni como había llegado hasta allí, pero una fuerza desconocida me empujaba a no rendirme. Perdí totalmente la noción del tiempo, pasaron días, semanas o quizás meses hasta que conseguí sobrepasar la última barrera que me aislaba del mundo exterior. Cuando por fin rompí ese último obstáculo una fuerte luz me cegó. Poco a poco, mis pequeños ojos se fueron acostumbrando a la claridad y pude ver que a mí alrededor se extendía una gran llanura verde, el aire era tan puro en ese bello lugar, que respirar se convertía un placer indescriptible. Por más que lo intenté, no conseguí moverme de allí, me encontraba atada a ese lugar , pero no me importó, me resigne a mi destino y empecé a disfrutar de la suave caricia de los rayos d...

Malas costumbres

Se sentía orgullosa de aquella casa. Su casa , no era gran cosa eso era cierto, pero era suya y eso le gustaba . Un  cigarro olvidado se iba consumiendo en el cenicero casi tan deprisa como su vida. Fijó la mirada en la mesa, le dolía ver intacta la cena que tanto le había costado cocinar, ya estaba fría. Era cierto que la lubina se le había quemado un poco y quizás tenia demasiada sal, pero para ella, haberlo conseguido, era todo un logro. Las velas que esa misma tarde le habían parecido el toque perfecto de romanticismo, ahora se le antojaban patéticas. Las luces de los coches de la calle entraban a través de las rendijas de las persianas y dibujaban motitas luz en las paredes que se movían a través de ellas como pequeñas bailarinas, y ella, las seguía con la mirada hasta que estas desaparecían de nuevo. En un rincón yacía vacía la botella de vino, no solía beber, de hecho hacía mucho tiempo que no se terminaba ella sola una botella de vino. Además ni siquiera le gustaba, pero...