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Queridos Reyes Magos:

estas alturas de la vida, ya no os escribo para pediros regalos. Lo que ahora quiero, creo que aunque no cueste dinero, tiene mucho más valor que el regalo más caro del mundo y, aunque este año no haya sido del todo buena, espero merecerlo todo.

 Quiero, poder seguir disfrutando cada día del año de la maravillosa sensación que produce el calor del sol al rozar mi piel. Quiero poder seguir gozando del mediterráneo, este mar que hace más bonita si cabe nuestra ciudad, unas veces enfurecido y otras, tan calmo que parece una sábana de plata, que se extiende hasta más allá de donde nuestros ojos pueden alcanzar. Quiero, que todo sume y que nada reste, que todas las experiencias vividas y por vivir aporten algo positivo a la vida. Quiero, aprender a disfrutar de nuevo, de las pequeñas cosas, que con los años y la costumbre, he dejado de valorar. Quiero, que mis enfados duren tres segundos, y las alegrías una eternidad, y sobretodo que nunca falte ese beso de buenas noches tan especial. Quiero aprender a bailar bajo la lluvia y que el hecho de haberme mojado, sea el menor de los problemas.

Quiero, que se fabriquen más muñecas que armas, que las guerras, si ha de haberlas, que sean de arena de colores,  que las noticias de la televisión, sean todas buenas y que no existan las discusiones. Quiero, que todos los niños del mundo aprendan a disfrutar de la magia de los libros, y de jugar entre las flores, y que nosotros, aprendamos de ellos y nos dejemos contagiar de su ingenuidad y nos dejemos de roles.

Quiero que desaparezca la avaricia, los celos, y la maldad del mundo,  que el Karma realmente exista, y que todos nuestros buenos actos tengan su efecto positivo, que a todas esas personas que solo desean el mal de los demás, las endulcéis un poquito y seguro que así el mundo será mejor. Por último, y más importante quiero que me prometáis una  cosa, que algún día, podre decir a todos esos seres queridos que se marcharon demasiado pronto y sin avisar, todo aquello que callé mientras estaban conmigo.

Espero no haber pedido demasiado, por eso, a cambio prometo durante este nuevo año aprender a ser feliz con lo que tengo,  disfrutar del momento y plantarle cara a la adversidad y a la vida con esa sonrisa que aunque no me dé cuenta, tanto me cuesta dibujar en mi rostro.



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